El camino equivocado siempre conduce a alguna parte.
George Bernard Shaw
Equivocado o no, comienzo este proyecto que es Bitàfora. En realidad, Bitàfora ya existió antes —y ahí se quedó— pero ahora, tiempo después, arranca un nuevo proyecto aprovechando el nombre, la grafía. Bitàfora es eso, un nombre que no significa nada, que no aparece en los diccionarios, que no está presente en el uso cotidiano de ninguna colectividad… y por ello está libre para imaginar, para soñar, para vestir con metáforas la realidad, para intentar explicarla, para encontrarle sentido.
Desconozco la forma en que puedo contar —o (d)escribir— la realidad, máxime cuando no sé si existe algo así como una realidad absoluta ni si tengo capacidad para percibirla y reconocerla —¡por lo tanto mucho menos para (d)escribirla!—. Pero me fascina la idea de intentarlo, de transitar ese camino, de perderme en la búsqueda y de fundirme en la experiencia. Y mientras tanto ir narrando, conectando hilos, tejiendo… Y si me acompaña la fortuna, lo haré participando en el tejido que nos une a todos, a propios y extraños, a humanos, animales, naturaleza, vida.
Lo hago con la esperanza de que mis propias palabras me cuenten una historia. Una historia sobre quien soy, de dónde vengo y quizás —sólo quizás— hacia donde voy.
Esto comienza como una aventura. El propio andar le dará forma y sentido. O quizás lo desproveerá de este y de aquella, ¡qué más da! ¿Acaso hay un camino que esté verdaderamente equivocado? Lo único que me importa ahora es levar anclas, zarpar, surcar los mares… y finalmente sentir agradecimiento por todo lo que el viaje me ha dado. ¿Me acompañas?
¿
¡En lo que pueda!
Gracias, bienvenida a bordo! <3
Ups! Se la colado «¿»